lunes, 4 de junio de 2012

La torre y su magia


En uno de mis pasos por aquel increíble viaje el año pasado, el más importante por ahora en mi vida, estas fueron las palabras que me salieron mientras la miraba fijamente a ella: "La torre y su magia"

Luz en la oscuridad. El cielo parece iluminarse y se convierte en el centro de mirada de miles de personas. Diferentes culturas se mezclan ante un punto en común con el mismo efecto: Una sonrisa con una expresión de asombro. Cada una hora las luces amarillas que cubren dichas miradas, se ven invadidas por luces blancas que titilan durante cinco minutos que parecen eternos. Una ola de aplausos culmina un momento irrepetible, de esos para guardar. Imágenes que quedan reflejadas en cada una de esas fotos con flash que nunca terminan su secuencia. Siempre existe alguien que captura el momento. Por eso es como la escena de una película que siempre muestra sus mejores temas. Los ojos quedan fijos en su figura perfecta. Mas allá de sus años y años de historia, sus curvas se mantienen intactas y siguen enamorando a cualquiera en apenas segundos. Impone respeto con su presencia. Sin importar el clima, ella siempre se deja ver, apreciar, disfrutar. La vista nunca se cansa de semejante obra. Es como si un instante se grabara en la mente. Una mente que aprende, valora y atesora cada uno de esos recuerdos desde ese presente hacia delante. Ella está ahí, esperando ser conocida. Y no piensa irse a ninguna parte, rodeada de verde y de fuentes de agua decorando un espacio mágico para siempre.

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