domingo, 29 de marzo de 2020

Cuentos en Cuarentena: "Sobreinformación"


- ¡A comer!
El grito de su mamá se escuchó desde la cocina, aún estando en la habitación del primer piso. Tenía la television encendida como siempre, desde varios días antes del inicio de la cuarentena. Bajó y subió entre los canales informativos, solo para leer los títulos. 

“Nuevas medidas para los jubilados”,  “Cocinar con lo que hay en la heladera”, “Invasión de polillas en la ciudad”, “Hay que prolongar la cuarentena”, “Momentos conmovedores en el país”, “China vuelve a la normalidad”, “La información es la única manera de evitar el miedo”.

- ¡La comida está en la mesa!

El sonido pareció llegar aún más fuerte. Escuchó los pasos de su hermana, bajando desde el segundo piso.

- Dale, vamos a comer. Salí aunque sea un rato de acá – le abrió la puerta antes de seguir su camino.

El pitido para marcar una notificación en su celular lo obligó a desbloquearlo. Una importante agencia de noticias informó el número de fallecidos en España e Italia. En ambos países parecía no dejar de aumentar. Deslizó hacia arriba su pantalla para leer un poco más. Un periodista reconocido compartió una nota de un medico infectólogo que advertía sobre que “lo peor está llegando si no tomamos las medidas adecuadas”.

-  Dale. Vamos a cenar, después seguís – su papa le abrió más la puerta antes de bajar a la cocina.

Se paró para caminar al baño y lavarse las manos. Dejó el celular en el mueble viejo, debajo del espejo de dos puertas. Mientras se enjuagaba después de 30 segundos, según lo que había leído en un diario ingles, se encendió nuevamente la pantalla de su teléfono. Marcos, uno de sus amigos, le reenvió un audio de Whatsapp de 3 minutos y 47 segundos. En epocas de pandemia parecía que ningún audio podia durar menos de 3 minutos. 

Se secó y se llevó el celular al oído, después de presionar el botón para escucharlo. Era un medico de un hospital privado de la Ciudad de Buenos Aires que contaba la situación actual y pedía por favor que nadie salga a la calle. Se sentó en su lugar de la mesa mientras terminaba de escuchar el audio.

“Último momento. China vuelve la normalidad, mientras el mundo sigue en pausa. El presidente del país asiatico levantó todas las medidas para retornar a la vida habitual…”  

- Bajá un poco el volumen, abuelo – dijo su hermana en voz alta – En la radio todo parece más dramático.

- ¿Drámatico? Esto está más armado que cualquier otra conspiración. Encima no me dejan salir más que al patio.

- Es por tu bien, papá – su mamá apoyó una fuente con ensalada en el medio de la mesa – Por favor, ya lo hablamos.

Su abuelo negó con la cabeza, como si estuviera resignado. El celular volvió a encenderse. El Ministerio de Transporte informó en su sitio web la extension de la suspension de vuelos de cabotaje.

- ¿Lavaste bien las verduras, no? – no pudo evitar hacer la pregunta en voz alta – Vi un video en YouTube que necesita un poco de lavandina especial con agua y bicarbonato de…

La risa de su hermana lo interrumpió.

- ¿Desde cuando te importa eso a vos? ¿Tenés fiebre?

- Con eso no se jode. ¿No sabías que es probablemente el primer sintoma? Escuché a un enfermero 
que hablaba por teléfono en la fila del cajero cuando fui hoy.

Su abuelo empezó a servirse de la fuente mientras discutían.

Llegó otro audio de Marcos. 4 minutos y 22 segundos. Antes de reproducirlo, el propio Marcos escribió “Ni lo escuches, al parecer el audio anterior era mentira”. Se levantó a buscar otra botella de agua a la heladera e igual comenzó a escucharlo.

- Compartilo después que quiero saber – le dijo su abuelo.

El audio terminó y no sabía ni que habían dicho. La luz hizo una especie de advertencia y todo quedó a oscuras segundos después.

- ¡No me digas! – gritó su papá.

- No puede ser. Informaron que no podían cortar servicios – recordó que lo había leido en el diario de ayer mientras desayunaba.

- Trae unas velas del primer cajón del lavadero, hija. ¿Será en todo el barrio?

- No vas a poder salir a mirar está vez  - le respondió ella.

Volvió a su habitación y notó que su celular tenía 14% de bateria. Sin datos móviles en lo que le quedaba del mes ni WiFi ni television por un tiempo indeterminado.

- Llamé recién. Van a enviar a una cuadrilla en un rato. Parece que es en la manzana – su papá se asomó por la puerta para contarle.

Bajó al patio donde su abuelo le pegaba a la radio después de acomodar las pilas.

- Yo dije que había que cambiarlas - Se sentó en una reposera a su lado, en medio de la oscuridad.

Sus primeros minutos sin nueva información después de nueve días en cuarentena. Su abuelo solo miraba al cielo. Fue en ese momento cuando notó que el silencio también hacia ruido y que el miedo de estos días no sería el primero ni el último en su vida.  Su abuelo giró la cabeza  y con esa sabiduria que solo él podría tener, le dijo:

- Son cosas que pasan.

viernes, 27 de marzo de 2020

Cuentos en Cuarentena: "Destiempo"

Tres de la mañana del viernes, si mis cálculos en cuarentena no fallan. Me levanto de la cama a servirme un vaso de agua, pensando en cuanto me queda por dormir antes que suene el despertador para otra jornada de home office. En el corto trayecto a la cocina, escucho un sonido y una sombra sobre una de las sillas, llama mi atención. 

Son días donde la incertidumbre predomina en sus mentes. Se hacen preguntas que en otros tiempos, nunca se les hubiera ocurrido hacer. Hace tres meses levantaban las copas para brindar por la llegada de un nuevo año, ese cambio en el calendario que, para una mayoría, les implica aún mucho más: nuevos proyectos, nuevas ideas, nuevas energías. No se preocupen: esa sensación de que pasó hace mucho más tiempo es compartida. A veces es un ayer inmediato y literal, pero otras, como este caso, no les parece real. 

El punto, quizás de inflexión para tratar de entender, es si me pudieran mirar. Si me tuvieran cara a cara, si es que piensan que tengo alguna o solo uso máscaras según la ocasión. Siempre les hablo, de muchas maneras distintas, aunque no escuchen mi voz. Asiento desde algun lugar después de una decisión positiva o los obligó a reflexionar, si el resultado no es el esperado. Muchos me anhelan, otros me desprecian, aún cuando en este presente soy el único que tiene respuestas. Viven pidiendome más o miran el reloj deseando que me vaya. Los contextos de sus rutinas explican la forma en la cual eligen mirarme, aunque yo siempre los mire igual. Son seres de costumbres, apasionados por aquello que les hace bien y resignados ante lo necesario. Pero, ¿podrían vivir sin mi? ¿Serían capaces de entender cuando es tiempo y cuando no lo es?

Otros tiempos la tuvieron más fácil, ahora son tiempos distintos. Tiempos donde se ven obligados a frenar y descubrirse en una situación incierta, tiempos donde recuerdan lo mejor de ustedes y aquello que sería bueno cambiar. Estoy dándoles oportunidades y desafíos para entender dónde estamos y hacia donde vamos. Lejos estoy de ser el culpable de esta cuarentena. Nadie dice que será sencillo y en un futuro, quizás no tan lejano, esta historia comenzará a ser contada en otros tiempos.  

Viven corriendo en un mundo que a ustedes les parece nunca frenar. Hoy sin dudas existen más quejas que certezas, que ni yo podría aclarar. No saber cuánto va a durar es lo más difícil de llevar y las consecuencias, dentro de este extraño y obsoleto sistema que ustedes crearon, serán muy complejas. El único camino para sobrevivir es...

El sonido se repitió con el viento que movió la cortina y la sombra y mis pensamientos desaparecieron. Al parecer era solo un reflejo de un foco de luz en la calle vacía. Cuando me acosté de nuevo a su lado, ella me preguntó con quién hablaba. Yo solo pensé en la única pregunta que le haría: ¿Estamos a destiempo?