lunes, 10 de diciembre de 2018

El más grande

Tenía que escribir. No se bien qué palabras elegir pero las sensaciones son aquellas que no tienen que ver con la lógica y la razón. Son difíciles los para siempre o los nunca más, pero como en la vida misma, aparecen esos asteriscos. Esa letra chica que refiere a momentos excepcionales. 

Vivimos de nuestros sueños, diversos y en muchas formas, pero sueños al fin, aunque más aún de los que nos transmitieron ciertas personas con ese poder de escribir historia. Como explicar lo inexplicable en medio de un partido catalogado como la final del mundo. Fueron 40 días desde que se supo que se jugaria la última serie ida y vuelta como final de Libertadores, en medio de especulaciones, comentarios y hechos que seguramente serán recordados como todo aquello que nadie quiere recordar. Nosotros nos enteramos de lo mínimo, tratamos de informarnos. Somos especialistas en creer lo que leemos, transformarlo en lo que nos conviene o mejor se adapta a lo que deseamos en medio del doble discurso de "es solo un partido de fútbol" y "qué pasa con el que pierde después de este partido" como si esas frases resolvieran todo. 

No se trata de comparar momentos porque son cosas distintas. Como eso que se dice que lo que transmiten los abuelos son recuerdos de otros tiempos. El partido terminó hace un rato largo pero ya tiene esa magia de eterno porque fue como haberlo vivido con él. Con su radio de fondo, sentado en un costado de la mesa de madera con líneas talladas a su alrededor o en su sillón con puntos grises en el borde, con el grito de gol de Quintero rompiendo cualquier línea temporal. Es como un abrazo eterno, a pesar de que hace 15 años pasó a ser intangible para vivir en la memoria. En el gol del Pity Martinez seguramente se habrá emocionado desde que empezó a correr, como cada hincha de River en un desahogo final. 

De eso se trata todo esto, de lo que genera, de eso que vivimos ayer, hoy y siempre. De esos recuerdos que tenemos como hinchas, cada uno desde su lugar y desde el cómo se elige vivirlo, aun sabiendo la realidad del deporte que tenemos enfrente. Siento que él me transmitió gran parte de esta sensación insensata, de esta pasión como alguien la definió. Le dicen el más grande. No importa a quien, a River y a él.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Sueño vs Realidad

El jueves 10 de noviembre de 2016 Argentina perdió 3-0 con Brasil de visitante. Tanto Bauza, técnico del equipo nacional por aquel entonces, como los jugadores que integraron dicho encuentro recibieron todo tipo de criticas. Ese día la Selección formó: Romero; Zabaleta, Otamendi, Funes Mori, Mas; Enzo Perez, Biglia, Mascherano; Di Maria, Messi e Higuain.  Escribí una opinión relacionada a ese partido con Brasil (Presos del tiempo) y casi un año y medio después siento que puedo usar las mismas palabras. La nota termina con una mención al tiempo y a que aún se estaba a tiempo de cambiar. A poco menos de tres meses del Mundial, hoy parece algo utópico. 

Analizar y tomar decisiones después de una de las peores derrotas en la historia de la Selección Argentina suena determinante. Después de un resultado de tal magnitud, las opiniones fluyen: desde los que siguen cuestionando la presencia de ciertos nombres con la camiseta albiceleste y los que afirman que con Messi el resultado hubiese sido muy distinto, hasta los que se aferran en el sentimiento y se preguntan quién decidió jugar ahora contra uno de los máximos candidatos a ganar la copa del mundo. Siempre hay algunas dudas en la previa de la lista definitiva, pero en este caso superan las certezas. Si en Brasil 2014 nos aferramos al jugador del Barcelona, hoy Argentina tiene algo de expectativa por tenerlo a él. Es verdad que ese mes del Mundial es distinto, donde el desarrollo parece estimarse, aunque las sorpresas cambian pronósticos y la famosa dinámica de lo impensado tiene su lugar. Pero, ¿alcanza con soñar de esta manera?

Pasaron tres técnicos (Martino, Bauza y Sampaoli) para clasificar en la última fecha de las Eliminatorias. Algunos jugadores con chances de estar entre los 23 debutaron en este encuentro ante España. Sampaoli declaró que "El primer tiempo fue increíble de Argentina, pero 60 minutos no alcanza". No tenemos claro el sistema de juego ni los protagonistas que deberán interpretarlo. En medio de esa suma de incógnitas, el Mundial parece resumirse a la frase que un jugador utilizó después de esa caída con Brasil: "Hay que ganar como sea". El problema es que las palabras pertenecen al único que nos permite soñar con levantar la tan ansiada copa. Un sueño que parece chocar cada vez más con nuestra realidad. ¿Estamos a tiempo de cambiar?  ¿Ganará el sueño o la realidad?