viernes, 21 de agosto de 2015

Que lindo es verte jugar futsal

Fue un sábado a la mañana, allá por el año 2003. Fines de Julio si mal no recuerdo. Pleno invierno pero con clima primaveral. Habías jugado un partido con Bami, esos colores amarillo y negro que aún perduran como la primera vez ante cada oportunidad de representarlos. Fue triunfo jugando de local en la misma cancha donde hoy seguís disfrutando este deporte. Nos acercamos con mamá a felicitarte y segundos después llegó una oportunidad: la posibilidad de jugar en AFA vs Boca, River, San Lorenzo y muchísimos más equipos. Ante la pregunta de cuándo arrancar, la respuesta fue un ya mismo. La 8° División de Hebraica jugaba vs Platense en el gimnasio de la sede de Hacoaj en menos de dos horas. 

Se acercaba el mediodía, recién habías terminado de jugar un partido pero ya estabas pensando en el próximo. Aquel año fue el primero de esos donde jugabas entre 4 y 5 partidos por fin de semana. En tus categorías y en otras también. El único límite era el juez marcando el pitido final, aunque vos siempre buscaras una pelota más. Papá te llevaba a todos lados y ahí estábamos acompañándote.

Llegamos al gimnasio de Hacoaj y todo parecía distinto. Te pusiste otra camiseta, la de Hebraica, por primera vez, pero no fue ningún impedimento para hacer lo que más te gusta: jugar futsal. Esto va mucho más allá de una camiseta. Es quien sos. Tu lugar. Tu espacio. Donde demostrás, hace ya 12 años (10 en Hebraica y 2 en Bami), que la sorpresa nunca termina, que lo imposible no existe y que siempre hay tiempo para escribir un capítulo más en la historia.

Ese día Hebraica ganó 7-1 y gritaste dos goles. Uno de ellos dejando a un rival por el camino y definiendo arriba de izquierda a derecha, como hoy en día seguís haciendo. Me acuerdo la sonrisa que tenías cuando te fuimos a abrazar después del partido. Esas sonrisas genuinas, con valor propio para tallarse en el espacio tiempo. Hoy te veo, como también te ven muchos, representar semana a semana a Hebraica en primera y es como una fuente inagotable de ese tipo de sonrisas, sorpresas, vértigo, tensiones, alegrías, broncas y festejos. Esa mezcla de sensaciones generás dentro de una cancha delimitada por un tamaño reglamentario, pero que superan todo límite por la clase de persona que sos. Al fin y al cabo, no se habla solo de jugadores sino de personas.

Seguramente no hablo solo por mí cuando afirmo que es un lujo verte todos los fines de semana jugando futsal. Tercer torneo consecutivo que llegas a la cima de goleadores, generando una gran cantidad de festejos y gritos de euforia en muchos de los que siempre estamos ahí y los que siguen a Hebraica por otros medios. Pasaron muchos partidos y pasarán más, con triunfos épicos y derrotas que enseñan a valorar las victorias o las actuaciones que no pierden prestigio por un mero resultado, pero si de algo estoy seguro y es que aún restan muchos capítulos por escribir en este deporte que amás, que refleja lo que sos dentro y fuera de la cancha. Que lindo es verte jugar futsal. 

jueves, 6 de agosto de 2015

Piel de gallina

Apenas crucé la puerta de su departamento en aquel antiguo edificio de Vicente Lopez, lo vi sentado en una esas sillas marrones y negras de madera a un costado de la mesa que se agrandaba para ocasiones especiales. Esa mesa que tenía como líneas talladas, que yo siempre recorría con mi mano cuando los visitaba. Una mesa casi vacía, pero ocupada por uno de los objetos más increíbles dentro de las invenciones del hombre. Un objeto particular que ya se había convertido en un tesoro, una reliquia más allá del concepto en si. Nosotros somos quienes creamos ese valor que perdura aún más en el tiempo. Esa tipo de escenas como mi abuelo escuchando la radio permanece en esas pequeñas cajas de recuerdos que construimos en la mente y elegimos cuidar. 

Ante estas situaciones, episodios, capítulos o como quiera llamarlo la historia, se cruzan mil imágenes que solo genera el fútbol. Hay muchas frases hechas y muchos conceptos que rodean este deporte, incluso más en la forma en que nosotros lo vivimos. Muy equivocada en ciertos aspectos, pero apasionada en otros. Creo que es inexplicable para quien no le gusta o no lo entiende, como seguramente será inexplicable para mi entender otras cosas. Tratar de volcarlo en palabras es un desafío. ¿Cómo explicar lo que generan simples colores, la historia de una camiseta o lo que implica transmitir una sensación de gritar un gol como si se fuese de uno? 
Aparecen palabras. Se mezclan, se escuchan, se repiten. Historia, éxito, objetivo, sueño. Se enfrentan a otras más duras como fracaso, tragedia (futbolística), critica. Una montaña rusa de sensaciones que quizás pueden resumirse en la definición del fútbol como la dinámica de lo impensado.

El miércoles 5 de agosto de 2015 escribió su cuota de historia. Podrá hablarse de ese anticipo apocalíptico de fracaso que se leía en diarios o se escuchaba en la tele después de esa noche donde olvidamos que es un juego, que la pelota no quiso entrar y Juan Aurich nos dejó al borde del precipicio. La pregunta es si realmente existió ese precipicio en esta historia. Creo que es difícil entender cuando somos contemporáneos de momentos épicos y solo el tiempo nos deja disfrutarlos más. Es justamente el tiempo quien nos engaña, nos hace creer que pasa a otra velocidad, dentro y fuera de la cancha, como sinónimo de la vida misma.

No hay que olvidarse que es la misma copa que quedará en la historia por esa noche donde se sufrió y tocó fondo, donde perdimos todos y no solo algunos identificados con algunos colores (Rehenes sin memoria) Voy a elegir creer que eso no es fútbol, como Tampoco solo lo es una inmensa felicidad como ayer porque sin la derrotas no entenderíamos lo que significan las victorias.

Pero ya me desvié mucho de lo que quería escribir. River ganó la Copa Libertadores. Se rompen récords, se gritan goles que serán eternos, se comparten momentos únicos que la lluvia de ayer pintó aún mejor dentro del cuadro de los recuerdos. 
Más allá de cualquier palabra que hoy pueda escuchar o leer o ver la repetición de los goles una y otra vez, de una cosa no tengo dudas. Seguro ayer, donde quiera que él haya estado con su radio escuchando el partido, también sintió y compartió lo que significa tener la piel de gallina. 

viernes, 15 de mayo de 2015

Rehenes sin memoria

Estamos acostumbrados a opinar. Somos parte de una sociedad que ante cualquier hecho, más allá del contexto, siente la necesidad de hacerse escuchar. Podemos encontrar análisis objetivos de aquello que pasó, pero el tinte de opinión hace que la subjetividad prevalezca. Es claro que no hay una verdad absoluta, pero terminamos siendo especialistas en girar la dirección de la mirada y hacer oídos sordos. 
Lo de ayer fue un fiel reflejo de todo esto. Supera las camisetas y los colores, va más allá de una rivalidad. A la mañana nos enteramos que falleció Emanuel Ortega, jugador de 21 años de San Martín de Burzaco, después del choque contra una pared a un costado de la cancha. Si, una pared. Después de luchar 11 días por su vida, el final fue el que nadie deseaba. Desde AFA suspendieron todo la fecha del fin de semana para adherirse al dolor de la familia. 
Ni siquiera pasaron 24 horas y el centro de atención se vio obligado a cambiar. Somos rehenes sin memoria. Tienen que pasar estos extremos y ni siquiera logramos entender. Actuamos con los hechos consumados. "No va  pasar nada" y así seguimos adelante. Ya no hablo del deporte en sí con esa frase, sino que sobran ejemplos para afirmarlo. 
Lo de ayer acumula motivos para explicar lo desvirtuados que están los valores, que suelen ser el espejismo de la propia sociedad. Vivimos en el mismo mundo donde hace dos días, el Real Madrid quedó afuera de la semifinal de la Champions League (torneo que suele compararse con la Libertadores de manera ingenua y sin fundamentos) con la Juventus, jugando de local y teniendo la posibilidad de jugar una final épica con el Barcelona, su eterno rival. Aún quedándose afuera, aplaudieron a Pirlo, figura del conjunto italiano, y los propios jugadores del Real Madrid aceptaron la derrota. En el mismo mundo donde la NBA, que más allá del show que genera, es una demostración de los valores de un deporte. Soy consciente que es imposible comparar y la salida fácil es aislarnos de todos y creernos los mejores, como si fuésemos más vivos que el resto. Esa estúpida frase de la "viveza criolla" como razón para justificar cualquiera de nuestros medios. Es triste escribirlo, pero terminamos siendo víctimas de aquello que creamos. 
Me acuerdo de mi abuelo escuchando por la radio los partidos de River, de sus comentarios y su visión de este juego que tanto nos apasiona. Hoy lo único que importa es ganar, enterrar al rival y estigmatizar la derrota como el peor de los males. Claro que existen los hinchas que no tienen nada que ver con quienes obligaron a suspender el partido ayer. El partido que vale ya lo perdimos hace rato. 
Podría seguir escribiendo, pero a veces los hechos superan las palabras. Solo me faltó usar una palabra en particular, una palabra que tendría que haberse repetido miles de veces en los diarios de hoy, pero como real protagonista. Esto supuestamente era un partido de ese deporte. ¿Esto era fútbol, no?

miércoles, 13 de mayo de 2015

Una feria, mil historias

Una mujer de unos 65 años, de pelo corto y arreglado, teje con una bola de lana rosa a una velocidad justa para controlar cada detalle. No está apurada, sino concentrada en el primer asiento de la fila de la izquierda en el colectivo de la línea 24. Son las 9:35 de la mañana de un lunes, pero para ella en este preciso momento, el tiempo es relativo. El viaje es una pausa temporal mientras su mente sonríe y su corazón se llena de algo que ama. No importa que pasará después, cuando su día continúe y llegue a su destino del viaje. La veracidad y el sentimiento de eso que ella eligió supera a cualquiera de esos "problemas" que a veces nos rodean. Quizás lo que está tejiendo es para uno de sus nietos, quizás solo es un pasatiempo que la ayuda a viajar mejor, quizás le está haciendo un favor a alguien. La razón definitiva no es relevante para el caso.
  
La analogía con la experiencia del sábado en al Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es una buena forma de intentar explicar las diversas sensaciones (simplemente un mero intento porque es imposible alcanzar la literalidad en ese mundo). La primera hora en el stand de Dunken escribió otro capítulo donde la firma a lectores fue protagonista, ese momento gratificante donde uno puede compartir el espacio con los amantes de los libros. Familiares y amigos acompañaron (Gracias a cada uno de los que estuvieron ahí. No existe algo más importante para mí que ese espacio y por eso valoro mucho a los que pudieron venir), además de un acercamiento a nuevos lectores, que intrigados por esa curiosidad que despiertan historias desconocidas preguntaban sobre la trama de Castillos de Arena. Cada firma selló un momento único y abrió las puertas a una futura lectura de la novela.

Pero esa hora no fue la única en la 41° edición de la Feria. Apenas un rato después llegó el momento de participar de la primera Convención Blogger Argentina en la sala Francisco Gabilondo Soler. Un espacio creado por los mismos Bloggers, amantes de la lectura, que nos ayudan día a día a difundir nuestras obras nacionales alcanzando nuevas fronteras y superando límites nunca antes imaginados. A veces nos preguntamos si realmente somos capaces de lograr cierta meta. En este caso, ellos no solo interpretaron ese objetivo sino que respondieron esa pregunta con hechos al unir historias. Es raro como la vida misma te va cruzando con personas que quizás pasan desapercibidas y son solo una circunstancia o, por el contrario, más allá de un pequeño momento compartido, su valor perdura en la memoria.

La charla tuvo su presentación, su sorpresa con dibujos de los libros de cada escritor y preguntas de los Bloggers y del público. Cami Lorusso, Cami Hache, Vero Navas, Anto Tilio, Sofi Deniz, Agus Cornejo, Luz Rubini, Celes Cao, Facu Tedesco y Diana Dincau (a pesar de no haber estado presente fue muy importante para mi participación), más todos los Bloggers que participaron del evento (Perdón si me olvido algún nombre),  gracias por invitarnos a formar parte de esto, demostrando el valor que sienten por la literatura nacional. 


Párrafo aparte para los otros cinco autores con quienes compartí el escenario. Anna Franco, Danny Suarez, Agostina Ortega, Na Praiack y Javier del Ponte. No hay dudas que nos volveremos a cruzar por compartir este raro, enorme e increíble mundo de letras.

No existe  ningún mapa del tesoro con una cruz roja mostrando el camino. Es difícil, complejo, genera incertidumbre y construye expectativas. Si ese mapa existiera, alcanzar el objetivo no tendría un peso similar. Un resultado puede ser excelente pero el camino hacia él produce otro significado y marca una diferencia.

La sonrisa de quien reciba aquel regalo tejido con sus propias manos dejará en claro el valor de ese trayecto recorrido, incluso si la sonrisa es de su propia creadora. Pasó una nueva Feria del Libro, con nuevas experiencias e historias. La conclusión reafirma el sentimiento: no hay versión mas real que hacer aquello que amás y tener la oportunidad de compartirlo. Una feria, mil historias. 

viernes, 6 de marzo de 2015

3 años de Espejos Mentales

Si falta caemos en la sencilla excusa sobre él y si sobra sentimos que lo estamos desperdiciando. De una forma u otra, termina siendo quizás lo más relativo a nuestro alrededor. Si hablamos de días es poco, pero con la palabra años parece mucho. ¿Según quién? ¿Alguien definió la magnitud o importancia según un hecho? 
Pensamos que es eterno, pero está lejos de aquel infinito que no conocemos. Depende de lo que vemos o elegimos ver. Esa extraña forma de darle una razón a nuestras acciones, cuando las preguntas que valen tendrían que empezar con el interrogante si el hoy está dentro de lo que queremos ser mañana. 
Están las fechas que nos quedan a la fuerza, que se graban sin avisar y que nos hacen recordar el poder de la memoria. Y están esas fechas que elegimos, que se convierten en un punto de inflexión y que nos afirman que somos sinceros con nosotros mismos. 
Hoy se cumplen 3 años de ese lluvioso día de Marzo, el día que significó ese punto de inflexión con la publicación de mi primera novela, Espejos Mentales. El día donde confirmé aún más lo gratificante que es hacer lo que realmente querés. 
¿3 años? ¿Tanto? ¿Ya? ¿Recién? ¡Parece más! Todas las preguntas o exclamaciones son válidas porque terminan siendo según cada punto de vista. Ese día abracé a alguien que hoy ya no está, que hace una semana cumplió sus dos años de ausencia física, pero que sin dudas no necesita de una antigüedad o un número para explicar lo que fue y seguirá siendo. 
El abrazo se siente como ayer. 
El libro sigue en mi biblioteca hoy. 
El paso de los días seguirá aumentando su valor mañana. 
El tiempo es relativo. 
3 años de Espejos Mentales.