lunes, 4 de junio de 2012

Hola, soy Lunes


Llega demasiado rápido y sabe que a pesar de sus intentos de cambios, nadie lo quiere. Recibe comentarios negativos incluso horas antes de aparecer. Cuando se anticipa con frío, o para algunos con lluvia, la situación es aún menos alentadora. Tiene 6 hermanos con los cuales se divide el trabajo, pero sin dudas él se lleva siempre la peor parte. A veces realmente intenta poner lo mejor de si, sabiendo que nunca será suficiente. La frase más escuchada en el trabajo de su hermano al regresar a casa siempre hacia referencia a él y no precisamente en forma positiva, sino con desgano y miradas al suelo. Las primeras horas son las más difíciles. Ante algunos errores, lo suelen usar como excusa. Ya por la tarde y cuando empieza a asomar la noche, comienzan a tratarlo mejor. Termina su jornada laboral y retorna a su casa. Ve a uno de sus hermanos listo para tomar su lugar y luego relata algunas historias sobre lo que acababa de vivir. Siempre giraban con la misma idea, la gran mayoría se quejaba, pero él se quedaba con aquel pequeño y muy ínfimo grupo que sonreía y lo recibía con felicidad; algo que parecía una misión imposible. Se metía en la cama para descansar tras su arduo trabajo hasta que llegaba nuevamente su hermano Domingo y volvía a escucharse: “Dale Lunes, te toca a vos”.

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