Los lunes son difíciles. La mente intenta buscar puntos
positivos que ayuden a arrancar las primeras horas del día. El cielo aparece de
color celeste con apenas algunas nubes pintadas en él y el sol ilumina mi cara
cuando salgo del edificio. Prendo el Ipod para musicalizar las cuadras hasta la
parada del colectivo. Momento clave. Recorro la lista de temas y elijo Las
pastillas del Abuelo. Ese instante donde decidís para vos mismo: “quiero
escuchar esto hoy”.
Se nota en el aire que es lunes. Cruzo el puente sobre la
estación Villa del Parque y miro hacia un costado en dirección al tren que
siempre pasa por debajo mío. Cuando era chico pedía un deseo si iba en auto y
un tren justo pasaba por un puente. Al revés no creo que funcione porque sino
todos buscarían el momento exacto donde pedir ese deseo y la magia quedaría de lado.
El kiosco donde cargo la tarjeta para viajar en colectivo tiene un cartel
improvisado con marcador indeleble: “No funciona la carga virtual y la SUBE ”. Sonrío, pensando que
aquellas cosas son típicas de un lunes. No pasan otro día de la semana. Tienen
que pasar hoy. Camino los pocos pasos que me separan de la fila de gente
esperando, mientras saco $2 de la billetera para comprar el boleto por $1,25
antes de subir. “Si tenés la tarjeta, te puedo cobrar el mismo precio en
monedas”, dice el vendedor de boletos.
La fila es larga. Decido dejar pasar un primer colectivo y
subirme al segundo. Me acomodo en uno de los asientos individuales del lado izquierdo,
de esa forma el sol acompaña todo el viaje. Abro un poco la ventana y
guardo la bufanda en la mochila. El colectivo comienza su camino mientras yo
saco mi cuaderno para disfrutar del viaje a mi manera. La historia de mi
próxima novela está dividida en piezas dentro de mi cabeza. El factor tiempo me
está complicando volcarla en palabras. Por ahora, el tema viene muy lento por
eso que se llama responsabilidades en este mundo injusto donde vivimos.
Me salen un par de frases aisladas que escribo en una de
las primeras hojas del cuaderno. Juego un poco con esas palabras y me doy
cuenta que repetí muchas veces el término abstracción. Quizás es un mensaje de
esos que salen sin darse cuenta. Si nos ponemos a pensar en una definición de
lo abstracto, siempre va a quedar algún punto para agregar. Al fin y al cabo
nos vemos rodeados por esas cosas que terminan siendo claves en nuestras vidas.
Vuelvo a pensar que es lunes. Me queda mitad de viaje aún antes de entrar a un
lugar donde siento que la creatividad desaparece y las horas parecen medirse
con un reloj de arena. Un espacio donde los sueños parecen destruirse con el
correr de los días. Me concentro en una nueva hoja del cuaderno para continuar
con mi novela. Avanzar con escasos pasos es mejor que no avanzar. Me surge una
gran idea para desarrollar. Como siempre cuando eso me pasa, levanto la vista y
veo la intersección de Pueyrredón y Corrientes, el momento de guardar en la
mochila las ideas, poner en pausa la mente y cumplir con esa parte de la vida
donde lo que queremos hacer no existe porque es vencido por lo que tenemos que
hacer.
Me bajo del colectivo y disfruto del sol en la corta
cuadra que me separa de la pesada puerta del edificio de oficinas. Mientras
subo en el ascensor hasta el quinto piso, me pregunto cuál es la razón por la
que decidimos pausar nuestros sueños desperdiciando tanto tiempo de la única
vida que tenemos. ¿Quién definió que esto es lo normal? Prefiero
pertenecer a ese ínfimo grupo de locos que se plantean preguntas sobre la realidad
que aquellos que solo asienten y viven en automático.
El clic del antiguo ascensor al llegar a su destino me
vuelve a transportar al lugar, pero no estoy ahí. Mi mente está cómodamente en
su mundo paralelo, confiada en vencer a una realidad que lo único
que está logrando es aumentar el número de sus victimas. Se abre la
puerta y sonrío sarcásticamente, pensando que aún me mantengo vivo
buscando pintar esa escala de grises que define aquel mundo frente a la
complejidad de los lunes.
me encantó! como consigo la novela? Mariano
ResponderEliminarpara publicar en el blog, blogger me hace poner una clave donde dice: "demuestra que no eres un robot"!! va muy bien con el relato! increíble!
ResponderEliminarEse tipo de cosas aplican perfecto para esta idea! Lo increíble es que a pesar del paso del tiempo, la complejidad de la idea parece crecer aún más.
ResponderEliminarLa página de la novela es www.facebook.com/espejosmentales
Se puede conseguir en la editorial! En Ayacucho 357 en el barrio de Balvanera,Capital Federal.