martes, 18 de septiembre de 2012

El poder de los recuerdos en un nuevo año



Hay ciertas fechas que año tras año cuando llegan, vienen acompañadas de eso que alguien decidió definir como recuerdos. Es extraño pensar como una simple palabra tiene la capacidad para guardar tanto; un poder que difícilmente podría definirse aunque lo intentáramos. Quizás es comparable a la sensación de cuando nos quedamos mirando una foto. Viajamos dentro de nuestra mente hacia aquel recuerdo y sonreímos. Digo sonreímos porque supuestamente no existen fotos de los momentos negativos, como si no existieran las cámaras o el evitar crear una imagen sin movimiento, borraría una situación que no se quiere guardar. Más allá de todo eso, el recuerdo está ahí. Algunos más presentes, más fáciles de buscar, latentes como si hubieran sido ayer. Otros más complejos, difíciles de encontrar en la memoria. 


Dos de los días que están llenos de esos recuerdos para mí, son Rosh Hashana y Kipur. El año nuevo judío y el día del perdón, para quien no los conoce. Son dos momentos donde uno reflexiona  aún más, mira hacia dentro y a su alrededor, disfruta de su familia y las personas con las cuales elige crear esos recuerdos, guardar esas fotos y llenar un poco más la mente de esos pequeños instantes de felicidad.

Hace ya 9 y 6 años respectivamente que dos de las personas que más lograron marcarme en mi vida, no pueden estar en la creación de esos recuerdos en el medio de estos festejos. La explicación es por eso que se llama vida o algo así, que como todo tiene su propio final. 

Lo que llama mi atención y fue el motivo por el cual me salieron estas palabras es como aquellos recuerdos de cuando si estaban, tienen tanto de ese poder que aun perduran en el tiempo. Quizás es por la manera  en que ciertas personas nos dejan una diferencia tan grande y fuerte que no tenemos que esforzarnos por volver a disfrutar esos mismos recuerdos. Aparecen solos.


Esas dos personas a las que me refiero son mis abuelos maternos, Sara y Ruben, la Babe y el Zeide. Donde quiera que estén, sepan que el ejemplo que nos dejaron tanto a mí como a toda la familia que formaron, es de esos que ya no se ven seguido en este presente. Y en estas fechas, lo siento mucho más. Esos ejemplos de vida que nos definen como personas y nos hacen darnos cuenta  de lo que importó ayer, importa hoy e importará mañana. Hace bien saber que esas imágenes se crearon para quedar ahí. Solo es cuestión de querer recodarlas para sentirlas de nuevo, en fechas como esta donde los recuerdos se mezclan y nos hacen saber que siguen estando ahí. 

Por un año lleno de felicidad, nuevos proyectos y más que nada, muchos sueños cumplidos.

Shaná Tová Umetuká


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