lunes, 7 de julio de 2014

Cartas Suicidas - Capítulo 1

Hoja blanca, con renglones de finas líneas azules, doblada a la mitad para que entrase en un sobre. Tamaño 160 x 210 mm. Birome azul. Escritura a mano. Letra imprenta.


En la simpleza está la complejidad
“Resulta complejo el solo hecho de empezar a escribir esta carta. En ese camino imaginario de posibles alternativas, esta salida implicaba la última. Me pregunto por donde comenzarán las personas que toman este camino. Imagino aquellas de mente fría, capaces de planificar hasta estos pasos. También seguramente están los más espontáneos, de poca paciencia, ansiosos por llevar adelante la idea y llegar al otro lado, como suele escucharse. Quizás el pensar que mientras estás leyendo estas palabras, la decisión ya está tomada y voy hacia ese otro lugar, le da un valor adicional, como todo lo que parece generar el concepto abstracto de la muerte. Mentiría si no escribiera las veces que dudé antes de tomar la decisión definitiva. Si fuera tan sencillo, el número de personas que optaría por esta salida sería mucho mayor. Lo que cuesta vale, dicen algunos. No puedo afirmarte eso, pero quiero creer que es así. Se que también estás pensando porque tanta planificación frente a la inmensidad de maneras que existen hoy en día para llevar adelante el acto. La respuesta a ese planteo es sencilla y tiene que ver con un momento especifico (de control te diría) para que esta carta llegase a tus manos cuando corresponda según mis estimaciones. Son aproximadamente las 22:15 y estás sentada en la antigua silla a un costado de la puerta, por el impacto que te generó encontrar la carta. Si es así, te pido que camines hasta el pequeño balcón donde compartimos tanto a pesar de su ínfimo espacio para dos personas. Seguro el frío va a cambiar el color de tus mejillas y tus ojos van a mezclar lágrimas con el clima helado que trae el viento. Más allá de eso, cuando levantes la cabeza, tu mirada va a seguir mi cuerpo al dejarse caer para cumplir estas palabras. Es tiempo de dar el salto para evitar dejarte en una posición inevitable por el color de tu pulsera. En la simpleza está la complejidad”

Leé el Capítulo 2

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