La sombra sobre la arena.
La sombra ante un espejo.
La gran sombra de un auto en una autopista
vacía.
La sombra que genera el encuentro de dos cuerpos
compartiendo un instante.
La sombra del miedo ante una decisión
inevitable.
La sombra que deja un familiar cuando la tierra
cubre ese espacio que ya no abandonará físicamente.
La sombra de una injusticia que parece
consumirnos por dentro.
La sombra de la opresión que implica un
cambio revolucionario.
La sombra de un castillo construido con
nuestras manos.
La sombra de un impulso que puede romper un
prejuicio.
La sombra de un viaje real o imaginario.
La sombra de la lucha constante que acorrala
el cumplimiento de un objetivo.
La pequeña sombra de un bebé dando sus
primeros pasos.
La sombra del efecto narcisista de los amantes
del poder.
La sombra de lo que queremos ver pero a veces
no siempre logramos creer.
La sombra del bastón que nos mantiene de pie
en los últimos años de vida.
La sombra del agua cayendo a través de una
cascada
La sombra de una cama vacía y un médico con
mirada perdida.
La sombra de dos manos unidas en una sola
dirección.
La sombra de un disparo en forma de defensa.
La sombra de un puño que busca someter y olvida la igualdad de derechos.
La sombra del sacrificio por cumplir una
promesa.
La sombra de un enemigo que nos acecha.
La sombra del éxito después de haber conocido
la cima de una montaña.
La sombra del fracaso y su tendencia a opacar
el verdadero esfuerzo realizado.
La sombra momentánea de la felicidad o la
tristeza, aún sabiendo que son pasajeras.
La sombra que nos acompaña todos los días.
¿Cuánto vale una sombra? En realidad, el poder que tiene va mucho más allá de eso que vemos cuando el sol o la luz impacta sobre nosotros o sobre alguna especie de material. Una sombra es una llave que funciona para entender eso que creemos que nos rodea y a veces no es otra cosa que el mismo peso del cual nos debemos desprender. La sombra puede ser propia o puede tratarse de la materialización de una decisión que de no llevarla adelante termina convirtiéndose en una de esas anclas tan pesadas que pueden dejarnos en el fondo de un enorme y profundo océano. La pregunta que se genera es cómo entender que las sombras no pueden manejarse, sino que están ahí, con la capacidad de desbalancearnos de la noche a la mañana. La solución, sin embargo, no es otra cosa que el movimiento. ¿Quién dijo que dar un paso hacia atrás no resulta positivo? Ese mismo paso puede ser la clave para olvidar esa sombra y avanzar hacia otro destino, incluso con otras armas en caso de tener que enfrentarla nuevamente.
Las sombras forman parte de nuestras vidas,
aún en los casos en donde no somos capaces de verlas. Tener los ojos abiertos
no implica la acción de mirar. A veces es cuestión de cambiar la perspectiva
para hallar ese otro punto de vista que nos deja crecer y encontrar las sombras de nuestra realidad, esas que nos dejan entender lo que
tuvimos, lo que aún tenemos y lo que proyectamos tener. Las sombras del ayer,
del hoy y del mañana. Las sombras de los sueños cumplidos.
1 día para sumar una nueva sombra por un sueño cumplido.
1 día para la presentación de mi segunda novela.
1 día para Castillos de Arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario