Es difícil mirar objetivamente la foto de un año cuando durante él se vivieron esos momentos que funcionan como un punto de inflexión y desencadenan una serie de consecuencias a corto y largo plazo, obligando a aceptar cambios y adaptarse a nuevas condiciones de vida. Las formas de entender dichos espacios, donde predomina una primera tristeza que parece superar una línea imaginaria que establece la mente, varía según la percepción de cada persona. Con el tiempo, algunos más, otros menos, funcionamos de tal manera de transformar algo imposible y abstracto en una realidad tan genuina, que en cierto punto la catalogamos de esa forma.
Quizás invaden la cabeza una lista de palabras mientras transcurren los últimos días de un año. Cada una de ellas tiene su propio significado. En realidad, más que un significado es un contexto que la posiciona en aquel lugar. No existe un orden, sino que simplemente están ahí. Balances, lo mejor, lo peor, lo que está bien, lo que está mal, falta menos para algo, porqué pasó, porque no pasó... y esas son solo el comienzo. En el medio de todas ellas, me resulta inevitable preguntarme: ¿Para qué? ¿Con qué razón? En verdad, este tipo de cuestionamientos se acerca más a un análisis filosófico que estamos lejos de entender. Por ello, creo que vale la pena destacar como un simple cambio de un número, trae consigo una magia que supera cualquier palabra, expresión o deseo. Se escucha la palabra renovación, afirmaciones como el hecho de cargar pilas para lo que viene y así diversos sinónimos. Ciertas acciones quedan en el pasado con el recordatorio que estuvieron ahí y otras esperan repetirse por pertenecer al grupo del camino que se quiere recorrer. Algunos objetivos se acercan más a la línea final, otros se concretan y aparecen nuevos que implican movimientos diferentes y arriesgados, pero con un futuro prometedor. Todo esto parece unirse en aquella cuenta regresiva en donde todos comparten un mismo momento más allá de la distancia geográfica o incluso física, empezando a escribir una historia en su interior.
Hoy a la noche no vas a estar en esa casa con valor propio, donde las personas que la visitaron y que la siguen visitando supieron construir la historia día tras día. Hace un año atrás, ninguno de los que brindamos ahí pensó siquiera la más remota posibilidad de que esa cuenta regresiva fuera la última compartida. Si tengo que elegir algún momento que recuerde de todo el 2013, me quedo con esos primeros segundos en donde me abrazaste con fuerza y a los dos se nos cayeron algunas lágrimas, babe.
La realidad, por más trivial que suene escribirla y a pesar de que es una frase hecha quizás desde los primeros tiempos de los cuales podamos recordar, mañana será otro día al que no podemos anticiparnos. Imaginen si entran a una oficina y los reciben 3 personas, que se presentan a sí mismas con sus nombres: Ayer, Hoy y Mañana. Ayer afirma que tiene mucho para comentar, para explicar, para contar y nos asegura que su información será fundamental para tomar decisiones y entender cualquier tipo de hecho a nuestro alrededor. Mañana no puede dejar de generar promesas, usar verbos a futuro y plantear escenarios ideales y felices, siempre y cuando se lleven adelante ciertas acciones. Y por último, Hoy, el más callado, de aspecto pensativo y con un carácter que parece cambiar tras cada segundo, no intenta convencer con sus palabras, sino que utiliza un tono como si estuviera relatando episodios alejados entre sí, algunos positivos y otros negativos. ¿Le darías la razón a una de las tres personas, elegirías una por sobre las otras dos o intentarías entender la combinación de los dichos de las tres? ¿Y si existiera una cuarta opción que no conocemos por el solo hecho de no estar dentro de nuestro conocimiento?
Esta vez, el 4 tomará el lugar del 3 y con ese ínfimo cambio de un número, a su vez comenzarán a escribirse millones de esas páginas, basadas en las decisiones de cómo seleccionar las palabras de aquellas tres personas. La única acción que no necesita de ninguna explicación es la escritura de esa hoja que resumirá la historia hasta que un simple 5 decida tomar el lugar del 4, demostrando nuevamente el poder y la magia de un número.
El año pasado terminé de escribir algo similar con ciertas palabras que resumen toda la idea.
Cambiará el calendario y un número en el año, pero la historia la escribe cada uno.
Disfruten lo que tienen, valoren a la gente que tienen al lado y usen las palabras antes que sea demasiado tarde.
Quizás invaden la cabeza una lista de palabras mientras transcurren los últimos días de un año. Cada una de ellas tiene su propio significado. En realidad, más que un significado es un contexto que la posiciona en aquel lugar. No existe un orden, sino que simplemente están ahí. Balances, lo mejor, lo peor, lo que está bien, lo que está mal, falta menos para algo, porqué pasó, porque no pasó... y esas son solo el comienzo. En el medio de todas ellas, me resulta inevitable preguntarme: ¿Para qué? ¿Con qué razón? En verdad, este tipo de cuestionamientos se acerca más a un análisis filosófico que estamos lejos de entender. Por ello, creo que vale la pena destacar como un simple cambio de un número, trae consigo una magia que supera cualquier palabra, expresión o deseo. Se escucha la palabra renovación, afirmaciones como el hecho de cargar pilas para lo que viene y así diversos sinónimos. Ciertas acciones quedan en el pasado con el recordatorio que estuvieron ahí y otras esperan repetirse por pertenecer al grupo del camino que se quiere recorrer. Algunos objetivos se acercan más a la línea final, otros se concretan y aparecen nuevos que implican movimientos diferentes y arriesgados, pero con un futuro prometedor. Todo esto parece unirse en aquella cuenta regresiva en donde todos comparten un mismo momento más allá de la distancia geográfica o incluso física, empezando a escribir una historia en su interior.
Hoy a la noche no vas a estar en esa casa con valor propio, donde las personas que la visitaron y que la siguen visitando supieron construir la historia día tras día. Hace un año atrás, ninguno de los que brindamos ahí pensó siquiera la más remota posibilidad de que esa cuenta regresiva fuera la última compartida. Si tengo que elegir algún momento que recuerde de todo el 2013, me quedo con esos primeros segundos en donde me abrazaste con fuerza y a los dos se nos cayeron algunas lágrimas, babe.
La realidad, por más trivial que suene escribirla y a pesar de que es una frase hecha quizás desde los primeros tiempos de los cuales podamos recordar, mañana será otro día al que no podemos anticiparnos. Imaginen si entran a una oficina y los reciben 3 personas, que se presentan a sí mismas con sus nombres: Ayer, Hoy y Mañana. Ayer afirma que tiene mucho para comentar, para explicar, para contar y nos asegura que su información será fundamental para tomar decisiones y entender cualquier tipo de hecho a nuestro alrededor. Mañana no puede dejar de generar promesas, usar verbos a futuro y plantear escenarios ideales y felices, siempre y cuando se lleven adelante ciertas acciones. Y por último, Hoy, el más callado, de aspecto pensativo y con un carácter que parece cambiar tras cada segundo, no intenta convencer con sus palabras, sino que utiliza un tono como si estuviera relatando episodios alejados entre sí, algunos positivos y otros negativos. ¿Le darías la razón a una de las tres personas, elegirías una por sobre las otras dos o intentarías entender la combinación de los dichos de las tres? ¿Y si existiera una cuarta opción que no conocemos por el solo hecho de no estar dentro de nuestro conocimiento?
Esta vez, el 4 tomará el lugar del 3 y con ese ínfimo cambio de un número, a su vez comenzarán a escribirse millones de esas páginas, basadas en las decisiones de cómo seleccionar las palabras de aquellas tres personas. La única acción que no necesita de ninguna explicación es la escritura de esa hoja que resumirá la historia hasta que un simple 5 decida tomar el lugar del 4, demostrando nuevamente el poder y la magia de un número.
El año pasado terminé de escribir algo similar con ciertas palabras que resumen toda la idea.
Cambiará el calendario y un número en el año, pero la historia la escribe cada uno.
Disfruten lo que tienen, valoren a la gente que tienen al lado y usen las palabras antes que sea demasiado tarde.
¡Feliz 2014 para todos!