lunes, 15 de octubre de 2012

Esclavos del lunes


Una demora por un posible descarrilamiento  de un tren, produce una larga espera en la estación. Muchas personas afectadas se rinden ante aquella razón que cambia la rutina de sus mañanas en el viaje hacia sus trabajos. Se ven obligados a buscar variantes para llegar a su destino. El colectivo más cercano recibe pasajeros que no acostumbran a utilizarlo. De esta manera, se llena más rápido y el chófer no tiene otra opción que frenar y tomar más tiempo en cada parada, provocando un inevitable atraso. Con el correr de los minutos, esa diferencia crece y comienza a acumularse. Una mujer aparece corriendo un instante antes de cruzar un semáforo en verde. A pesar del presente tiempo, el chófer con buena intención aguarda esos escasos segundos de diferencia. El semáforo cambia de estado y debe esperar. Cuando vuelve a mostrar el verde permitiendo el paso, otro colectivo en su misma situación de la mañana, lo impacta de lleno de costado, arrastrándolo varios metros por su velocidad. La primera victima encontrada, de un alto número final, es la última mujer que subió al colectivo. Se escucha de fondo una conversación por celular “Me lo tuve que tomar porque el tren estaba demorado y no llegaba a tiempo”. Pasan varias  horas hasta lograr sacar algunas personas atrapadas. Se confirma el desperfecto del tren que ahora ya funciona con normalidad, pero aquellas vidas que intentaban cumplir con ese factor tan limitado como lo es el tiempo ya no podían regresar.

La historia es real hasta cierto punto, con la diferencia de que el choque no llegó a producirse. Quizás por la demora en el tren, por la decisión de tomar un colectivo o esperar otro, por la hora que parece ser una sombra inevitable a nuestras espaldas o hasta por aquellos breves segundos donde la mujer subió. ¿Por qué nosotros mismos nos creamos e ideamos tan peligrosas consecuencias solo para cumplir un horario? ¿Cuánto juega la razón en esos momentos donde parece desaparecer para solo dejarle lugar al actuar sin medir los siguientes pasos? Al fin y al cabo, lo único que parece ser real es la similitud en la que todos nos vemos inmersos de una u otra manera siendo victimas de la rutina, presos del tiempo y esclavos del lunes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario