El jueves 10 de noviembre de 2016 Argentina perdió 3-0 con Brasil de visitante. Tanto Bauza, técnico del equipo nacional por aquel entonces, como los jugadores que integraron dicho encuentro recibieron todo tipo de criticas. Ese día la Selección formó: Romero; Zabaleta, Otamendi, Funes Mori, Mas; Enzo Perez, Biglia, Mascherano; Di Maria, Messi e Higuain. Escribí una opinión relacionada a ese partido con Brasil (Presos del tiempo) y casi un año y medio después siento que puedo usar las mismas palabras. La nota termina con una mención al tiempo y a que aún se estaba a tiempo de cambiar. A poco menos de tres meses del Mundial, hoy parece algo utópico.
Analizar y tomar decisiones después de una de las peores derrotas en la historia de la Selección Argentina suena determinante. Después de un resultado de tal magnitud, las opiniones fluyen: desde los que siguen cuestionando la presencia de ciertos nombres con la camiseta albiceleste y los que afirman que con Messi el resultado hubiese sido muy distinto, hasta los que se aferran en el sentimiento y se preguntan quién decidió jugar ahora contra uno de los máximos candidatos a ganar la copa del mundo. Siempre hay algunas dudas en la previa de la lista definitiva, pero en este caso superan las certezas. Si en Brasil 2014 nos aferramos al jugador del Barcelona, hoy Argentina tiene algo de expectativa por tenerlo a él. Es verdad que ese mes del Mundial es distinto, donde el desarrollo parece estimarse, aunque las sorpresas cambian pronósticos y la famosa dinámica de lo impensado tiene su lugar. Pero, ¿alcanza con soñar de esta manera?
Pasaron tres técnicos (Martino, Bauza y Sampaoli) para clasificar en la última fecha de las Eliminatorias. Algunos jugadores con chances de estar entre los 23 debutaron en este encuentro ante España. Sampaoli declaró que "El primer tiempo fue increíble de Argentina, pero 60 minutos no alcanza". No tenemos claro el sistema de juego ni los protagonistas que deberán interpretarlo. En medio de esa suma de incógnitas, el Mundial parece resumirse a la frase que un jugador utilizó después de esa caída con Brasil: "Hay que ganar como sea". El problema es que las palabras pertenecen al único que nos permite soñar con levantar la tan ansiada copa. Un sueño que parece chocar cada vez más con nuestra realidad. ¿Estamos a tiempo de cambiar? ¿Ganará el sueño o la realidad?