Cuando nos encontramos ante situaciones límite, donde solo dependemos de nuestra mente es imposible conocer como vamos a reaccionar. Muchas veces nos vemos sorprendidos y debemos tomar una decisión y la acción que decidamos, definirá de alguna manera la siguiente. Un reflejo de esta situación, se da cada mañana en nuestra rutina antes de empezar el día. Desde cosas menores como perder un colectivo al otro extremo, donde lo que se pierden son oportunidades. Cuando estas caminando por la calle y una persona te frena para preguntarte la hora, implica una serie de acciones que generaron ese momento. Más a fondo en el tema, son las acciones que se van acumulando y generan esa famosa y conocida "reacción en cadena". Una acción es manifestar una decisión en un hecho. Podemos decidir sobre muchas opciones, pero sin actuar nunca sabremos si ese camino hacia lo desconocido nos lleva hacia nuestro destino.
viernes, 8 de julio de 2011
martes, 14 de junio de 2011
El poder de las palabras
A veces no sabemos que decir. Otras pensamos más de la cuenta. El resultado por dentro es el mismo y nos encontramos ante un mundo único. La realidad nos termina mostrando las cosas de la forma más cruel posible y nos vemos obligados a adaptarnos. La palabra puede evitar miles de estos problemas con solo usarla de la forma adecuada. Mejor dicho, de la manera en que salgan naturalmente. Pero el factor que modifica su valor es el tiempo. Cada minuto que se va, es un minuto menos que podría haber significado la solución. Sin embargo, el ser humano tiende a ocultar. Y crea para si mismo, lo que necesita para sobrevivir sin medir las consecuencias. Como si fuera una bola de nieve que crece sin detenerse hasta el momento que alcanza su final. Y en ese instante, la realidad duele como el mejor golpe de un boxeador. Nos deja sin aliento y sin fuerzas para levantarse. Lo que importa en esos segundos que resultan eternos, es poder cerrar los ojos, agudizar el oido para escuchar a nuestro alrededor y trepar por ese pozo profundo para salir antes que sea demasiado tarde. Una vez de pie, aprender de todo aquello para esquivar el siguiente golpe, no para devolverlo sino para utilizarlo con sabiduría.
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